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Arquitectos: Madeiguincho
- Área: 25 m²
- Año: 2020
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Fotografías:Gonçalo Marrote
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Proveedores: Rothoblaas, Binderholz, Diagonal Proporcional Madeiras, Garnica Plywood, Robert McNeel & Associates
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Desde hace varias décadas, un conjunto de prácticas y técnicas orientales se ha infiltrado fuertemente en el mundo occidental. Estas disciplinas se enfocan en el ser humano, ya que buscan trabajar y satisfacer sus necesidades físicas, psicológicas y espirituales.
Con este proyecto tuvimos el reto de diseñar y construir un estudio de yoga. Desde el principio fue importante reflexionar junto con el cliente sobre cómo crear un lugar con una organización especial simple, integrado armoniosamente en el jardín donde se inserta y proporcionando una serena experiencia sensorial de relajación y bienestar, haciendo que la distancia del estilo de vida urbano circundante sea más palpable.
Como las clases de yoga se desarrollan tanto de día como de noche, la orientación y organización del espacio, los materiales utilizados y las aberturas al exterior fueron diseñadas para brindar diferentes ambientes a lo largo del día, que varían con el curso del sol. Por tanto, los sistemas elegidos favorecen la entrada de luz natural, regulando su intensidad y evitando el deslumbramiento, ya que la luz no afecta directamente a las personas que utilizan el espacio.
El techo está realizado con paneles de policarbonato alveolar que ayudan a filtrar la entrada de la luz cenital, favoreciendo un despertar largo y natural y permitiendo al mismo tiempo la conexión directa con el sol, fundamental en muchos de los ejercicios de yoga. Las paredes verticales se realizaron en paneles CLT. La pared del estudio que da al este y a la calle no tiene aberturas para garantizar la sensación de privacidad durante las clases de yoga. La pared opuesta está orientada al oeste y se conecta con el jardín a través de ventanas que fueron parcialmente cubiertas con listones de madera de pino para permitir la ventilación y lograr una luz difusa en el interior. El muro de entrada orientado al norte como dos grandes puertas giratorias de vidrio y dos ventanas de vidrio fijo. Con estos diferentes enfoques, el aula de yoga equilibra la privacidad y la apertura. Si las prácticas se realizan de noche, se eligió luz artificial cálida y regulable.
Dado que el control de la respiración es la base en las prácticas de yoga, permitir una ventilación adecuada al estudio fue fundamental. Teniendo esto en cuenta, el estudio se proyectó para permitir una ventilación cruzada asegurándose de que haya una cierta renovación actual de oxígeno en el interior, durante la sesión o en los momentos en que la sala no esté ocupada. Para ello, generamos una primera abertura en la fachada que recibe los vientos dominantes, y una segunda abertura en el muro opuesto.
Durante varias décadas, un conjunto de prácticas y técnicas orientales se ha infiltrado fuertemente en el mundo occidental. Estas disciplinas están enfocadas al ser humano, ya que buscan trabajar y satisfacer sus necesidades físicas, psicológicas y espirituales. Con este proyecto, fuimos desafiados desde el punto de vista funcional, ambiental y estético. Las operaciones y decisiones tomadas durante el proceso de diseño y construcción se realizaron con el objetivo de crear un espacio que habilite un entorno para la reflexión, la meditación, la introspección y la sanación.
Pensamos en la arquitectura de Yoga Garden Studios, como pensaríamos en la arquitectura de un templo: espacios introvertidos y tranquilos, con luz tenue y cambiante. Creemos en formas sencillas en el orden y la estructura, en la repetición, en el aire y el viento, el sol, la respiración y las formas del cuerpo en el espacio que necesitamos para mirar hacia adentro.